miércoles, 24 de diciembre de 2014

Out of the office

Parón navideño. Descansamos unos días para volver frescos en 2015. Que tengáis buen cierre de año, buena entrada al nuevo y todas esas cosas que se desean por estas fechas... ¡Un abrazo bien fuerte!

martes, 23 de diciembre de 2014

En resumen...

Se acaba el año y con su final aparece esa (enfermiza) necesidad que tenemos los seres humanos de poner orden al caos natural de las cosas. Así pues, hacer balance de lo vivido y marcar los propósitos para el año que empieza se convierte en todo un clásico navideño. La segunda parte, la de los propósitos, vamos a dejarla de lado. Siempre pensé que es mejor hacer que hablar, ejecutar que proponer. En cambio, sí que me apetece hacer un poco de resumen de lo aquí expuesto durante los últimos diez meses, más que nada por recopilar algo de lo aprendido durante este tiempo y recuperar algunas de las ideas y planteamientos generados a partir de lecturas, comentarios en la red o directamente de mi experiencia en el aula o en mi centro. Aquí van algunas de esas ideas, pues.

En DE VUELTA se ha hablado, siempre desde la duda (véase, Dudas docentes), sobre la labor del profesorado. Uno se encuentra en su día a día con muchos obstáculos, problemas y cuestiones sobre las que se ha reflexionado por aquí. Me quedo con la importancia de valorar El lado oscuro del alumnado y, quizá también con ¿De qué se habla en los claustros? por las reflexiones generadas en torno a la importancia del claustro como arma de construcción masiva (o no). Hay también algunas entradas donde se ha reflexionado sobre innovación educativa, signifique eso lo que signifique. Me gustaría destacar 8 mantras para la mejora de la práctica docente, no por nada en concreto, simplemente porque durante este curso representa de alguna manera la pauta de mi trabajo en el aula. Ahora que lo pienso, quizá se ha hablado demasiado del profesorado y poco del alumnado. Habrá que ponerle remedio en en el futuro. ;)

También me preocupan las relaciones entre la educación y el mundo del trabajo. En el difícil contexto en el que estamos y trabajando en un centro de adultos no podía ser de otra manera. De esa preocupación han salido algunos posts que puedes leer aquí. Cambios de tendencia, oportunidades derivadas de la educación o el papel de los centros de adultos en la mejora de la ocupabilidad de las personas son algunas de las cuestiones planteadas en esta serie de posts.
   
Y, por último, hemos hablado, y mucho, sobre formación de adultos. De hecho, visibilizar la educación permanente pretende ser uno de los objetivos centrales de este blog. De ahí su título: DE VUELTA (a las aulas). Puedes ver todas las publicaciones sobre educación y formación de adultos aquí, pero quizá yo destacaría la siguientes. En Orientación en educación de adultos hablamos sobre cómo creemos en nuestro centro que deben ser los servicios de orientación académica de personas adultas. Muchas personas encuentran importantes dificultades a la hora de retomar sus estudios por desconocimiento de las alternativas y opciones a su alcance, así que consideramos que la orientación es un aspecto fundamental de nuestro trabajo en los centros de educación permanente. En De la invisibilidad de la educación permanente... reflexionamos precisamente sobre eso, sobre la escasa repercusión que tiene el trabajo desarrollado en los centros de adultos, mientras que en Tendències actuals en l'educació als centres d'adults se hace un breve balance sobre toda una serie de cambios que se están produciendo en la educación permanente.

Menudo autobombo. Ya paro. Si has llegado hasta aquí simplemente quisiera darte las gracias por tu interés. La verdad es que este blog ha crecido muchísimo en los casi once meses que tiene de vida. Y no me refiero al tráfico de visitantes (totalmente inesperado, por otra parte), sino al aprendizaje de su autor. De hecho creo que esa es la verdadera medida de un blog: el conocimiento o como le queráis llamar que de él extraen tanto sus creadores como la comunidad en la que se inscribe. Y el vuestro no sé, pero mi aprendizaje ha sido increible.

¡Muchas gracias a todos, disfrutad de las vacaciones y nos vemos en enero!


sábado, 20 de diciembre de 2014

¿Autoevaluqué?

Mira que dedicamos horas y horas a la corrección, evaluación y (maldita sea) calificación de los trabajos realizados por nuestro alumnado. Seguramente demasiadas. Fichas, exámenes, informes, trabajos y presentaciones varias son objeto de nuestra dedicación y se llevan gran parte de nuestro tiempo, especialmente en estas épocas de cierre de trimestre. Se habla y se escribe mucho sobre las diversas metodologías y estrategias de evaluación. En la última semana me han llegado mil artículos interesantísimos (o no) sobre el tema, así que uno empieza a saturarse y a volver al cuento de siempre (véase capítulo de Dudas docentes). Ahora bien, después de leer ríos de tinta sobre evaluación no estoy seguro que como profesionales de la educación dediquemos el tiempo necesario a evaluar nuestras propias estrategias de trabajo. 

Y es que la autoevaluación no está presente en muchos claustros. En algunos, de hecho, ni está ni se la espera. Esa ausencia de análisis, en mi opinión, es un drama que lastra la práctica docente de muchos profesionales desconectándola de la realidad de su alumnado. Y si como profesor desconectas de tu alumnado estás educativamente muerto. Al menos así lo veo yo. Es cierto que el ritmo de trabajo y las múltiples funciones que desarrollamos en el día a día dificultan encontrar tiempo de calidad para realizar este trabajo de análisis. No obstante, resulta imprescindible echar un vistazo al trabajo realizado, recopilar evidencias y reflexionar sobre la práctica realizada.

Así pues, consultar directamente al alumnado puede y debe ser, seguramente, una estrategia elemental de ese trabajo de autoevaluación. Ya sea mediante encuestas de valoración o dedicando determinados momentos, o incluso alguna sesión, a pulsar la opinión del alumnado sobre las dinámicas de trabajo, los sistemas de evaluación, las actividades desarrolladas o cualquier otro aspecto de nuestro trabajo en el aula. Se trata, en definitiva, del mecanismo más directo y sencillo para recoger información de primera mano sobre nuestro trabajo. ¿Alguien se imagina una empresa que no quiera conocer la opinión de sus clientes? Sé perfectamente que el alumnado no es nuestra clientela, pero sí que es el receptor inmediato de nuestros planteamientos educativos así que, como mínimo, consultemos su opinión al respecto, ¿no?

Revisar los resultados del trabajo realizado también es una estrategia obvia de autoevaluación que no siempre se pone en práctica. Índices de absentismo (en el caso de la formación de adultos), número de aprobados, bajas, proyectos realizados o actividades de interacción con el entorno son algunos elementos (más o menos objetivos) que pueden proporcionarnos información sobre nuestra práctica. A veces ocurre que un módulo o asignatura se cierra con un porcentaje de suspensos aberrante y la reflexión del docente en cuestión brilla por su ausencia. 

Por último, compartir con los compañeros del centro u otros colegas experiencias, dudas e inquietudes puede darnos una buena vara de medir para analizar nuestro trabajo. Ver qué y cómo trabajan otros compañeros de nuestra especialidad (o de otras) con grupos similares a los nuestros, analizar sus estrategias de evaluación, sus proyectos, o incluso sus visitas y excursiones, puede proporcionarnos una buena perspectiva para analizar con mayor rigor nuestra práctica docente. Se trata, pues, de radiografiar nuestro trabajo para adaptarlo a nuestro alumnado y permitirnos mejorar como profesionales. Yo no diría que se trate, precisamente, de una pérdida de tiempo...

Para leer más colaboraciones con INED21 haz clic aquí.




lunes, 15 de diciembre de 2014

Educación a la inversa

Leía el otro día en rEDUvolution sobre la presencia del monólogo (del profesor, se entiende) en la escuela. Señala María Acaso que es común que en los centros educativos predomine el conocimiento académico del docente sobre los conocimientos experienciales del alumnado, los cuales son obviados totalmente de la práctica en el aula. Así pues, dominar la ejecución de cientos de cócteles, reparar una moto o moverse brillantemente en una cancha de baloncesto son, normalmente, saberes considerados inútiles por los centros educativos.

Y es que, aunque nos pese, acostumbramos a funcionar de manera vertical. Se nos llena la boca de democracia, participación, de empoderar al alumno y nosécuántos eslóganes, frases hechas y lugares comunes y acabamos decidiendo nosotros los contenidos, el temario, los sistemas y tiempos de evaluación y las calificaciones. En definitiva, asumimos el mando absoluto de todo el tinglado. No obstante, hay docentes que ya están llevando a cabo prácticas basadas en la horizontalidad y en fomentar una participación real del alumnado en la toma de decisiones. Sin ser un talibán de la rEDUvolution, aprecio enormemente esa idea de comunidad educativa que rompe con la "educación de la trinchera" que separa el espacio de profesores y alumnos.

Acaso mantiene que romper las jerarquías implica romper con el patrón de educación tradicional para establecer nuevos patrones educativos "donde cualquier miembro de la comunidad aprende del otro". Se trata, pues, de una educación a la inversa donde se puede "aprender mutuamente, al mismo nivel, a la misma altura, de manera recíproca, uno del otro, de forma dialógica" generando nuevas vías para hacer circular el conocimiento. Un conocimiento, por otra parte, mucho más rico y variado que el establecido por el currículum de turno.

Y es aquí donde aparecen iniciativas espectaculares como el Banco Común de Conocimientos desarrollado por los colectivos Platoniq y Zemos98 cuya experiencia en el centro educativo Domínguez Ortiz del Polígono Sur en Sevilla queda recogida en el documental La Escuela Expandida. La idea es tan sencilla que resulta revolucionaria: los miembros de la comunidad exponen aquello que necesitan o quieren aprender y aquello que pueden enseñar. Y es que todos tenemos algo que enseñar. ¿Por qué no aprovechar las habilidades de todos los miembros de la comunidad educativa?, ¿Por qué solo quedarnos con las del docente? Os dejo con el documental en cuestión. Una puerta para "invertirnos", aunque sea un pelín...

Quizá también te interese leer:




miércoles, 10 de diciembre de 2014

El punto de partida

Hace unos meses escribía por aquí el artículo Planificación estratégica: retos y oportunidades sobre las posibilidades que la planificación estratégica puede ofrecer en el día a día de los centros educativos. Pues bien, durante este curso en mi centro estamos trabajando en la elaboración de un plan estratégico para los próximos cuatro años. Poca broma, se trata de todo un trabajazo, y más siendo novatos en estas lides. Coordinar todo el proceso y ponerse manos a la obra no es fácil, pero confiamos en que nos dé buenos resultados. Todavía estamos en las fases iniciales, centrándonos en analizar quiénes somos, cuál es nuestra situación actual y dónde queremos vernos en los próximos años. Queda un largo recorrido, cierto, pero al menos hemos establecido la rutina periódica de sentarnos a hablar sobre el futuro a medio y largo plazo de la escuela para, de esta manera, intentar poner un ojo más allá del ajetreado y absorbente día a día.

Y es que definir el punto de partida de un plan estratégico (o de cualquier otra acción de gestión que implique un análisis exhaustivo de la realidad) no es poca cosa. Es curioso ver cómo trabajando en un mismo centro cada docente puede tener visiones tan diversas del mismo. Este hecho, que en principio pudiera parecer contradictorio o incluso un problema, puede transformarse en una oportunidad interesante para ofrecer más matices y una visión del centro más ajustada a la realidad. Hacer una buena foto colectiva de la situación de cada centro y de su entorno se revela como tarea fundamental para ir construyendo poco a poco un plan de trabajo para los próximos años. Para ello, en mi opinión, se requiere básicamente tres cosas: planificación, implicación y diálogo. 

Planificación, para poder compaginar la elaboración del plan con el desarrollo de los mil y un quehaceres que tenemos en nuestro día a día. Si no se planifica bien el trabajo y se adopta un calendario flexible y realista que permita una participación efectiva del profesorado todo el trabajo se puede ir al traste en un abrir y cerrar de ojos. Así pues, el ajuste del calendario resultará fundamental en el correcto (o no) desarrollo del proceso. Por otro lado, seguramente cuanto más racional, práctica y útil sea la planificación y la estructura del propio plan más sencilla va a ser su ejecución. Así pues, gestión sencilla y sin florituras.

Implicación, porque sin el apoyo y el trabajo de una parte importante del claustro la elaboración de un plan estratégico no tiene sentido. Profesorado y equipo directivo deben ir de la mano en la conceptualización del plan y en su posterior ejecución. No tendría ningún sentido hacer un plan en el despacho de dirección y pretender luego aplicarlo con un profesorado que no lo sentirá como propio y que, probablemente, le dé la espalda a las primeras de cambio. La creación de un "núcleo duro" de profesionales implicados que representen un porcentaje considerable del equipo debe ser requisito imprescindible para tirar adelante el proyecto.

Y, por último, diálogo para debatir, discutir, reflexionar, participar... La elaboración de un plan estratégico, y quizá especialmente esta fase inicial de análisis del contexto, se trata de una ocasión excepcional para poner sobre la mesa cuestiones estructurales para el funcionamiento del centro educativo y para el desarrollo de nuestra actividad como profesionales. Así pues, el desarrollo del plan estratégico debe ser, sin duda, una ocasión única para compartir, comunicarse y reflexionar junto con los compañeros sobre nuestro centro, nuestro alumnos y, en definitiva, sobre nuestra profesión. Solo por esto ya merece la pena ponerse manos a la obra.

Pues eso, estamos en el punto de partida... ¡A ver dónde acabamos!

PD: Para el desarrollo de nuestro trabajo contamos con el apoyo del equipo de profesionales del curso  de verano "Liderazgo y autonomía para el éxito educativo de todo el alumnado". Para más información sobre planificación estratégica podéis consultar la "Guia per elaborar i aplicar un pla estratègic" elaborada por el Departament d'Educació de la Generalitat de Catalunya.

Quizá también te interese leer:



sábado, 6 de diciembre de 2014

Dudas docentes

A veces uno coincide con profesionales o lee blogs de otros compañeros y se asombra de la  aplastante seguridad con la que unos y otros ejercen su profesión. Ni un atisbo de duda, al revés: confianza y seguridad absolutas en sus propuestas metodológicas. Hay casos en los que la profesionalidad y experiencia del docente en cuestión es garantía de buenos resultados. No hace falta decir que es un placer ver, compartir y poder aprender de sus propuestas. Aprendizaje total, de hecho.

No obstante, en otros casos, esa supuesta seguridad se debe más a la ceguera profesional que a otra cosa. Normalmente coincide con perfiles muy definidos instalados en la queja permanente o en el pasotismo perpetuo (véase Sobre rehenes, apóstoles, mercenarios y terroristas docentes). Se trata, en definitiva, de perfiles docentes que se escudan en las incapacidades del alumnado, del sistema, de la sociedad o incluso del universo para justificar su inmovilismo y su desgana. Conozco, conocemos todos, auténticos "muros" incapaces de replantearse su trabajo y su papel como docentes.

Y luego están los que, como un servidor, dudamos mucho. No sé si demasiado, incluso. Metodologías, agrupamientos, sistemas de evaluación, temarios, objetivos o indicadores, todo es cuestionado curso tras curso debido (seguro) a las propias incapacidades docentes, pero también para tratar de ajustar la práctica a las necesidades del grupo y de cada alumno. A veces pienso que no compensa tanto análisis y tanta revisión. Pero luego se me pasa y lo tengo claro: la duda mejora la práctica en el aula (o al menos yo me lo creo y todos contentos).

Leía el otro día en rEDUvolution, el genial libro de María Acaso, una propuesta muy interesante para revisar nuestras pedagogías invisibles. Es el llamado método DAT (detectar, analizar y transformar). Se centra, básicamente, en mantener la sospecha constante sobre nuestra práctica docente para detectar posibles incoherencias, las cuales mediante un posterior análisis y revisión puedan ser finalmente transformadas en mejoras significativas. Bueno, pues al final se trata de eso: poner en duda nuestro trabajo para mantener la atención y tratar de ubicarnos en la mejora constante. Quizá no sea tan malo dudar, pues, siempre que tras la incertidumbre vengan el análisis y la transformación. ¿Alguna duda?

Para más entradas sobre profesorado clica en los siguientes enlaces:

sábado, 29 de noviembre de 2014

Alumno, no tengo tus 36.000 €

Lo siento, alumno, pero va a ser que no. Hace unos días, este tweet de M. Nadal me llevó a la entrevista que en la contra de La Vanguardia realizaron a Raj Chetty, investigador de Harvard y medalla Bates de Economía (lo cual no tengo ni idea de si es bueno o no, pero ahí queda el título). En ella, entre otros aspectos, Chetty resaltaba la importancia de la educación como ascensor social y, sobre todo, la influencia que sobre las posibilidades de mejora de la vida de la población pobre podría tener lo que el investigador hindú denomina profesores con valor añadido, es decir, "profesores excelentes que más aumentan la nota media de su alumnado en el curso siguiente". La definición, de hecho, ya tiene miga, pero esa es otra cuestión...

Independientemente de si estamos de acuerdo o no con la definición de marras, según Chetty, la influencia de estos profesores podría llegar a cuantificarse hasta en 36.000 euros más de ingresos a lo largo de la vida de cada alumno. De hecho, el supuesto impacto del profesor con valor añadido no acaba aquí. El contacto con un profesor excelente permite, siempre según el entrevistado, reducir el riesgo de "embarazos adolescentes, adicciones o delincuencia juvenil. Además, [los alumnos] acceden a mejores universidades y así consiguen mejores empleos y más ingresos". La última frase de la entrevista es significativa de la importancia que Chetty otorga a la labor del profesorado cualificado: "Si lográramos que los mejores [docentes] enseñaran en barrios pobres, acabaríamos con la pobreza".

Es indiscutible el impacto que la educación tiene para el desarrollo de las personas y de las sociedades. También parece evidente la influencia o la importancia que determinados profesionales de la educación pueden ejercer sobre el alumnado, no solo a nivel didáctico, sino también personal. Muchos lo hemos vivido de primera mano. Ahora, de aquí a establecer una relación directa entre el trabajo de un grupo de buenos profesionales y la reducción de la pobreza creo que va un trecho importante. En mi opinión, la pobreza se combate con políticas (también educativas, claro) dirigidas a su erradicación. Asignar el profesorado mejor preparado a los centros más humildes con el objetivo de elimar la pobreza me resulta de una ingenuidad bastante sospechosa. Además, el argumento puede volverse en contra de un colectivo, el docente, que no es que esté trabajando en las mejores condiciones posibles, precisamente. La labor del profesorado, pues, puede ser fundamental en la lucha contra la pobreza, pero creo que esa pelota, la de la pobreza, está en otros tejados.

En cualquier caso, fue acabar de leer la entrevista y ponerme a hacer números: 7 años como profesor, a una media de 75 alumnos nuevos por curso, me salen a 18.900.000 € generados. No es necesario decir que viendo el resultado me vine arriba, por supuesto. ¡Casi diecinueve millones de euros! Aunque luego pensé que solo con que una pequeña parte de mis exalumnos leyera la entrevista y decidiera reclamar su parte estaría en serios problemas financieros. Finalmente recordé el concepto clave: profesores excelentes. Ahí respiré tranquilo. Así que, insisto: lo siento, alumno, pero no tengo tus 36.000 €.



miércoles, 26 de noviembre de 2014

5 Miradas para abrir el aula

En su segunda acepción del término socializar, el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua nos dice que se trata de "promover las condiciones sociales que, independientemente de las relaciones con el Estado, favorezcan en los seres humanos el desarrollo integral de su persona". No descubro nada si afirmo que la socialización debería convertirse en uno de los ejes centrales del trabajo en los centros educativos. Uno tiene la sensación que muy a menudo, las escuelas se convierten en ecosistemas demasiado específicos, alejados del mundo real y con normas y maneras de funcionar impropias de la vida cotidiana y del día a día.

En mi opinión, además del contacto con sus propios compañeros y con el cuerpo docente, la escuela debería convertirse en una especie de lanzadera que pusiera en relación al alumnado con su entorno y sociedad inmediatos. Para ello debemos realizar planteamientos didácticos alternativos, alejados del libro de texto y del pupitre clavado a tierra. No se trata de estar danzando todo el día por ahí (aunque tampoco suena nada mal), sino de generar nuevas dinámicas de aprendizaje que permitan la interrelación del alumnado con los recursos y las gentes de su entorno más allá de la excursión trimestral de turno. ¿Cómo? Aquí van algunas sencillas propuestas para socializar y abrir nuestras aulas.

Mira tu agenda. Tu lista de contactos puede convertirse en una fuente de recursos impresionante. Amigos, conocidos o excompañeros de trabajo pueden proporcionarte interesantes posibilidades de dinamización del currículum. Una conferencia sobre un viaje a un país en vías de desarrollo, la visita al lugar de trabajo de alguno de ellos o simplemente una charla sobre los aspectos más interesantes de su profesión pueden ser excelentes recursos para complementar los contenidos trabajados en el aula.

Mira en tu centro. Muchas veces lo que más nos cuesta es aprovechar los recursos de nuestro propio centro. Salvo "excepcionales excepciones", a nuestro lado trabajan excelentes profesionales con experiencias y trayectorias riquísimas que seguro que pueden aportar valor añadido a nuestro trabajo en el aula. El desarrollo de propuestas didácticas transversales puede ser una excelente manera de poner en valor todos esos recursos. No obstante, mediante colaboraciones puntuales con otros compañeros también podemos generar situaciones de aprendizaje mucho más ricas en matices y próximas a la realidad del alumnado

Mira en tu barrio. El ayuntamiento o la sede del distrito, el centro de atención primaria, la biblioteca, la piscina, el club de fútbol de la zona, el gimnasio, la ONG de ayuda internacional, la fábrica de vidrio del pueblo de al lado, la cooperativa agrícola, el yacimiento prehistórico o el museo de inmigración son excelentes recursos para "pisar realidad" y para  poner en contacto al alumnado con su entorno inmediato. Salir del aula de vez en cuando no está nada mal, incluso apetece, ¿no?
 
Mira en la red. La red es una fuente inagotable de recursos y de propuestas didácticas basadas en la colaboración y en la voluntad de compartir. Excelentes profesionales muestran su trabajo en las redes sociales o en sus propios blogs, facilitando la interrelación con otros docentes y generando interesantes posibilidades de colaboración a nivel personal e incluso con el alumnado a nivel intercentros. Hoy en día, el mundo 2.0 se trata de una fuente recursos imprescindible que puede favorecer enormemente la socialización de nuestra práctica docente.

Y, por último, mira en las instituciones. Criticar a la administración educativa de turno es fácil, a la par que necesario. Imprescindible, añadiría. Demasiadas decisiones y políticas improvisadas y carentes de consenso nos llevan a menudo a la desesperación. No obstante, de vez en cuando, surgen interesantes proyectos dirigidos a facilitar la cooperación entre profesionales y entre centros educativos, cooperación que puede traducirse en la entrada de aire fresco a nuestro trabajo en el aula o a las políticas metodológicas de un centro en concreto. La última convocatoria de ayudas al establecimiento de proyectos de mejora del aprendizaje (PROMECE) es un claro ejemplo de ello. Estemos atentos, pues, a estos recursos que nos brinden las distintas administraciones educativas.

En definitiva, son solo algunas miradas para abrir el aula y tratar de socializar nuestra práctica docente. Seguro que tú tienes muchas más, ¿las compartes aquí?

Para leer más colaboraciones con INED21 haz clic aquí.


jueves, 20 de noviembre de 2014

¿De qué se habla en los claustros?

Vaya preguntita. Pues habrá de todo, claro. Los centros educativos son habitados por especímenes diversos (perdón por la licencia), por lo que es de suponer que los intereses y preocupaciones del personal docente de turno serán muchos y variados. Cada centro es un mundo y, por tanto, es lógico que en cada escuela los temas de discusión y de trabajo respondan a su propia realidad y situación internas.

No obstante, estaremos de acuerdo (¡o no!) en que, independientemente de la situación específica de uno u otro centro, los temas estrellas de los claustros deberían centrarse en  metodologías de trabajo, modelos de aprendizaje, enfoques didácticos o estrategias para socializar nuestro trabajo en el aula. En definitiva, todos aquellos aspectos que atañen al proceso de aprendizaje de nuestro alumnado y a la búsqueda permanente de la mejora de resultados. Con esto no niego la importancia de los espacios de comunicación personal e informal, faltaría más, pero sí destaco la importancia de poner cada cosa en su sitio: estamos en la escuela para prestar un servicio a nuestro alumnado, el cual se merece (entre otras cosas) un esfuerzo de actualización, revisión de estrategias y empatía por nuestra parte como profesionales de la educación.

Pues bien, no sé si se trata de la tónica habitual. Uno tiene la sensación que en muchos claustros (no todos, por supuesto) reina una inercia peligrosa en relación a las estrategias de innovación pedagógicas. Y no me refiero a "hacerse el moderno" con las TIC y las TAC, sino simplemente a establecer un compromiso serio con la profesión mediante la revisión de las propias estrategias y convicciones docentes. Es cierto que buena parte del colectivo se está poniendo manos a la obra, pero no lo es menos que existen también importantes resistencias. Me temo que en algunos claustros todavía se habla más de los horarios personales, del sueldo o de lo tontos que son los alumnos que de las claves de la propia profesión.

Ángel Santamaría, en su obra Heducación se escribe sin h,  señala que esta especie de escepticismo y superficialidad que innunda el espacio educativo y que afecta al profesorado es, hasta cierto punto, lógica. Las deficiencias del sistema son muchas, el interés y la implicación por parte de las administraciones es escaso y la presión sobre el profesorado es notable. En este contexto, culpabilizar de todos los males del sistema al profesorado es fácil y, desgraciadamente, bastante recurrente por parte de determinados medios y plataformas. A pesar de todo, estoy de acuerdo con Santamaría en que los docentes, como parte responsable del sistema educativo, deben huir de este "mal entendido corporativismo que no valora suficientemente la innovación, la dedicación, la formación y los resultados y que tiende a igualar a todos por abajo, desmotivando al docente innovador".

Así pues, serán los docentes quienes deban situar el debate pedagógico en el centro de la actividad del claustro. El papel de los equipos directivos, la administración y otros agentes educativos puede (y debe) ser, también, importante en el proceso, pero es el conjunto del profesorado quien debe tomar la palabra en los claustros para hablar de lo sustancial, de lo importante. Porque para bien, y para mal, el poder del claustro es inmenso. ¿Lo aprovechamos?

Quizá también te interese leer:
 


viernes, 14 de noviembre de 2014

Orientación en educación de adultos

Con motivo de las II Jornadas Nacionales de Orientación que se celebrarán en Madrid a finales de mes, desde el blog y la comunidad Orientapas se ha invitado a orientadores y, en general, a todos aquellos profesionales vinculados con la orientación al desarrollo de una serie de actividades dirigidas a la reflexión sobre la importancia de este ámbito profesional. Los entendidos y los profesionales de esto hablan de un momento clave para la profesión y el sector. Una etapa donde hay que redefinir la orientación en un contexto económico y profesional marcado por recortes salvajes que afectarán, sí o sí, al desarrollo y al alcance de la orientación.

En el ámbito de la educación de adultos, la orientación se presenta como una estrategia fundamental de iniciación y de acompañamiento al alumnado que acude a nuestros centros. En muchas ocasiones se trata de personas que abandonaron sus estudios años atrás,  por lo que desconocen completamente  los mecanismos, formaciones  y requisitos para reprender o inicar su formación. En otros casos son jóvenes que proceden directamente de los institutos de enseñanza secundaria y que, por tanto, tampoco conocen el funcionamiento ni las posibilidades que ofrecen los centros de adultos. Así pues, en ambas situaciones resulta imprescindible potenciar las funciones de orientación académica y profesional de nuestros centros para conseguir una integración eficaz del alumnado e incrementar, por tanto, sus posibilidades de éxito educativo.

El problema es, una vez más, los recursos disponibles para hacer frente a la tarea de orientar a nuestro alumnado en los centros de adultos. Muchos centros de educación permanente no disponen de personal específico dirigido a la orientación. La primera en la frente, pues. Este déficit debe ser suplido con una dosis extra de esfuerzo por parte de los profesionales del centro, los cuales deben implicarse en las tareas de orientación no solo de su alumnado sino también de aquellas personas con interés en retomar sus estudios. 

En nuestro centro hemos creado un servicio de orientación "amateur", donde todo el profesorado participa en las tareas de apoyo e información a los usuarios del centro y al conjunto de la población, en general. Sabemos de nuestras limitaciones como orientadores, pero con voluntad y trabajo colectivo podemos prestar un interesante servicio a muchas personas que se encuentran ciertamente perdidas en el momento de reiniciar su formación. ¿Cómo pretendemos que sea este servicio de orientación?
  • Abierto a todo el mundo: es decir, no solo dirigido a nuestro alumnado, sino que cualquier persona con intereses o dudas sobre la formación de adultos pueda dirigirse al centro para resolverlas. Como servicio público nos esforzamos por atender las necesidades de cualquier ciudadano, independientemente de si es usuario nuestro o no y desarrollamos una intensa campaña de difusión para dar a conocer esta herramienta.
  • Transversal: que se ocupe de todos los ámbitos y etapas educativas con presencia en la formación de adultos. Así pues, profesionales especialistas de cada una de las etapas y ámbitos curriculares de la educación para adultos participan activamente del servicio desarrollando entrevistas individualizadas con los usuarios para atender sus solicitudes y demandas.
  • Flexible: en tanto en cuanto ofrecemos servicio en distintas franjas horarias de mañana y de tarde para tratar de cubrir el mayor número de situaciones personales posibles. Las personas adultas a menudo deben compaginar su formación académica con el desarrollo de otras activades por lo que resulta imprescindible ofrer un servicio lo más flexible posible para atender cada situación.
  • Bien coordinado: la organización del servicio es fundamental para su correcta implementación. No se trata de hacer malabarismos organizativos, sino simplemente de crear una estructura sencilla que permita un correcto traspaso de información entre todos los agentes partícipes del servicio. En nuestro caso, la función de recepción de solicitudes de información es muy importante en el desarrollo de la agenda de entrevistas y reuniones.
  • Asociado con el entorno: aprovechar los recursos del entorno es fundamental, así como establecer sinergias con otros entidades municipales y comarcales. Así pues, impartimos charlas informativas en los institutos de la zona, trabajamos conjuntamente con el departamento de formación y ocupación municipal o nos reunimos periódicamente con otros centros de adultos de la zona para tratar de mejorar y ampliar nuestro servicio y el arraigo del centro en la comunidad.
Existen mil y una cosas por mejorar, pero todo ello muestra el esfuerzo que dedicamos desde los centros de adultos para el correcto asesoramiento y orientación de nuestro alumnado. Un aspecto imprescindible una etapa educativa tan específica como es la educación permanente. Y tú, ¿cómo crees que deberíamos trabajar desde los centros de adultos un aspecto tan importante como la orientación?

Quizá también te interese leer:

domingo, 9 de noviembre de 2014

Del "ni-ni" al "sí-no": la otra cara de la moneda

El otro día leí en El País un artículo sobre la archimasacrada generación ni-ni, "La apatía de un ni-ni" se titulaba. Digo archimasacrada porque uno tiene la sensación de que se trata de una generación con la que se ha sido especialmente cruel. El texto, que si no estoy equivocado ocupó la portada de la edición de domingo, se ilustraba con la foto de un joven, consola en mano, echándose una partidilla al FIFA de turno. Una información muy rica en matices, vamos.

Negar que existe un perfil de jóvenes con escasa formación, aparentemente apáticos y que no  trabajan ni estudian sería una tontería por mi parte. No obstante, en mi opinión, toda generalización tiene mucho de topicazo barato y, al final, estos estereotipos y lugares comunes acaban estigmatizando y generando clichés y dinámicas que resultan imposibles de modificar. Creo que si se hubiera dedicado todo el tiempo y la energía que han empleado autoridades y medios de comunicación en analizar y visibilizar a los ni-nis a buscar soluciones a sus principales problemas otro gallo nos cantaría a todos.

En fin, a lo que iba. El caso es que leyendo "La apatía de un ni-ni" pensé en toda la muchachada que viene cada día a los centros de formación de personas adultas. Es sabido que los perfiles de los centros de adultos están cambiando radicalmente en los últimos años. Son muchos los jóvenes que están retomando sus estudios básicos o que los amplían preparando pruebas de acceso a ciclos formativos, cursos de idiomas o cualquiera de las formaciones que se desarrollan en nuestras aulas. Lamentablemente, muchos de ellos, la mayoría de hecho, presentan una característica común: no tienen trabajo o, si lo tienen, es tan precario que no merece tal nombre. Son la generación "sí-no": sí estudian, sí se esfuerzan, sí quieren... pero no tienen empleo y difícilmente podrán conseguirlo en un mercado laboral tan restringido y precario como el actual.

Quizá simplemente es que estoy con el modo suspicaz ON, pero lo cierto es que no veo un interés y un tratamiento equitativo de este colectivo por parte de los medios de comunicación en comparación con el foco al cual se somete a los llamados ni-nis. Miles de jóvenes procedentes del fracaso escolar se esfuerzan a diario en mejorar su formación y, en consecuencia, sus perspectivas de futuro mientras que el cliché del ni-ni acaba merendándose cualquier visión alternativa. Esta moneda tiene, al menos, dos caras. Sería bueno no perder de vista ninguna de las dos, ¿no te parece?

Por cierto, no enlazo el artículo de El País por algunos de los motivos que puedes leer aquí. Me temo que tampoco te será demasiado difícil encontrarlo. Dale un vistazo y me cuentas.

Quizá también te interese leer:

miércoles, 5 de noviembre de 2014

#libroed, libros que marcan

Tenía esta entrada pendiente. Desde hace mucho. Bueno, tampoco tanto, unos meses. Aunque da igual, nunca es tarde para enriquecer la sección de #edulecturas del blog con un proyectazo como el de "Libroed, libros que marcan". La genial idea fue de Salvador Barrientos (@salvaoret) y la curación de materiales corrió a cargo de Rosa Díez (@Teacherrose1964), ambos imprescindibles en la TL de cualquier profesional de la educación con presencia en twitter. 

La propuesta, de hecho, era relativamente sencilla: invitar a docentes y, en general, a profesionales de la educación a compartir mediante el hashtag #libroed aquellos libros relacionados con el mundo educativo que, por uno u otro motivo, nos han marcado a nivel profesional y, por qué no, también a nivel personal. El resultado fue un torrente de propuestas y un listado apabullante y diverso de materiales interesantísimos que abarcan prácticamente todos los rincones de la profesión docente.

Vamos, que el que se aburre es porque le da la gana. Títulos de todo tipo y condición para enriquecernos como profesionales, tomar nota de nuevas ideas o simplemente pasar un buen rato con  el valor añadido de ser recomendaciones de compañeros de profesión. Lo dicho, un lujo de proyecto pensado por unos pocos pero engrandecido mediante el trabajo y las aportaciones de muchos. Aquí os dejo el listado completo, seguro que lo disfrutáis:  Libros que marcan.

 Para consultar más edulecturas recomendadas clica aquí.

viernes, 31 de octubre de 2014

¿Qué hacer con los mejores?

El otro día leí un interesante artículo de Francisco Javier Fernández Franco publicado en INED21 titulado "Reloj, no pares las horas". En él, el autor planteaba la cuestión del impacto de la edad del profesorado en los resultados académicos de las etapas de primaria y de secundaria, concluyendo (perdón por el spoiler) que a mayor edad del docente mejores son los resultados de la muchachada. Según Fernández Franco "una explicación probable de este resultado es que los profesores con mayor antigüedad tienen prioridad para elegir colegio. Por tanto, podrían ser capaces de seleccionar los mejores centros dejando los colegios de mayores problemáticas para los maestros más noveles e inexpertos".

Ante esta situación, el autor planteaba si "los mejores profesionales no deberían impartir clase en aquellos centros más necesitados, precisamente, de docentes con calidad y valor añadido" considerando que la actual situación representa "otra falla del sistema que no centra el interés superior del menor sobre cualquier otro tipo de aspiración legítima". La verdad es que así, a bote pronto, uno se hace la pregunta y la respuesta inmediata es "¡pues claro!", "¿cómo no?". Aquellos centros con mayores dificultades deberían contar con los equipos profesionales mejor formados y preparados. Obvio. No obstante, puede que el planteamiento no sea tan sencillo. Y no me refiero sólo a definir quiénes son los mejores profesionales, cuestión que de por sí sola se las trae. ¿Cómo detectar a los mejores profesionales?, ¿Cómo hacer coincidir los centros más necesitados con los profesionales mejor preparados? Puede que no tener en cuenta las "aspiraciones legítimas" de buenos profesionales que están demostrando su valía resulte ser contraproducente, además de injusto. Así pues, ¿qué hacer con los mejores?

Vaya por delante que, en mi opinión, un simple cambio de cromos difícilmente pondrá fin a  las dinámicas negativas de determinados centros educativos. Poner el acento en la importancia del profesorado (que la tiene, sin duda) sin tener en cuenta los numerosos elementos que condicionan la práctica y el día a día de un centro educativo considero que no se ajusta a la realidad. Creo que para mejorar la situación de determinados centros debemos poner el foco de atención en la administración, no en el profesorado. Es la administración educativa de turno la que debe poner a disposición de las escuelas los recursos humanos, materiales y formativos necesarios para el correcto desarrollo de la práctica docente. Es la administración la que debe tomar medidas para evitar la creación de centros de segunda e incluso de tercera categorías, asegurando la igualdad de oportunidades del alumnado (y del profesorado) de toda la red educativa. Y uno tiene la sensación de que no se está haciendo todo lo posible en este sentido, todo lo contrario. En cualquier caso, considero que una política de recursos humanos seria no puede pasar por obligar a los mejores profesionales a ejercer su profesión en determinados centros precisamente por el hecho de ser los más aptos para el desempeño de su profesión. Al final, aquellos perfiles más profesionales y capacitados pueden sentirse "castigados" ya que, precisamente por su mejor valía, pueden perder derechos laborales que otros profesionales menos cualificados podrían mantener y disfrutar.

Con ello no renuncio a la movilidad estratégica del profesorado, pero nunca desde la imposición sino desde el incentivo. En nuestros claustros conviven excelentes profesionales implicados en mil y un tinglados, que dirigen proyectos didácticos innovadores y creativos y que suman al proyecto colectivo con una energía y esfuerzo encomiables, con otro perfil de profesorado mucho más acomodaticio e individualista. ¿Qué incentivos, a parte de la satisfacción personal, están recibiendo esos docentes que "sudan la camiseta" de su centro?, ¿Cómo valora la administración estas diferentes competencias profesionales? Perdón por llevarlo al terreno de lo económico (está feo hablar de dinero, lo sé) pero ¿cómo puede ser que uno y otro perfiles docentes acaben disfrutando de la misma nómina a final de mes cuando los resultados y la eficacia de su trabajo es tan dispar?

Incentivar, pues, puede ser una buena manera de motivar a ese profesorado a escoger centros y grupos más complicados, a asumir riesgos y a huir de la comodidad para afrontar nuevos y motivadores retos. ¿Cómo? Mejoras en el sueldo, permisos, beneficios sociales... creo que existen muchas maneras de poder motivar al profesorado y, sobre todo, de reconocer el excelente trabajo que muchísimos docentes desarrollan en sus centros a diario. ¿Qué hacer con los mejores? Pues eso, ¡cuidarlos mucho!

Para leer más colaboraciones con INED21 haz clic aquí.

miércoles, 29 de octubre de 2014

La casta educativa

La casta está de moda. En estos tiempos de crisis y de cambios socioeconómicos, la casta está en boca de todo el mundo. Entendida como un grupo de personas o grandes grupos empresariales que, de acuerdo a sus propios intereses y de espaldas al bien colectivo, manejan los hilos políticos y económicos del país, el concepto ha hecho fortuna desde un punto de vista político.

Aunque, bien mirado, casta hay en todos los ámbitos profesionales. En el fútbol, en los medios de comunicación o el mundo de la empresa, en general, no es infrecuente ver como unas pocas personas o instituciones ejercen un control casi absoluto sobre su campo profesional valiéndose de su posición de fuerza, de un contexto propicio o de las desigualdades existentes con otros agentes de su entorno. Partiendo de este punto de vista, ¿quién forma la casta en la educación? O, mejor dicho, ¿qué materias forman la "casta curricular" de nuestro sistema educativo?

Una cosa está clara: no es casta la educación musical, una de las principales víctimas de la nueva ley educativa. Tampoco parece que sea casta la educación visual y plástica ni, en general, las disciplinas artísticas, eternas olvidadas de los planes de estudios de la gran mayoría de nuestros centros.  Las ciencias sociales, antaño clase media-alta, parece que están perdiendo su "poder adquisitivo" y viéndose relegadas a jugar un papel secundario en la formación de nuestro alumnado.

Por contra, las áreas de ciencias y de lenguas, especialmente el inglés en los últimos tiempos, ocupan horas y horas lectivas en todas las etapas educativas. Lo del inglés con el auge de los proyectos de centro bilingües está siendo de escándalo. Uno tiene la sensación de que muchos centros educativos quieren "subirse a la ola" del bilingüismo y, quizá en algunas ocasiones de prisa y corriendo, han otorgado una presencia predominante a este ámbito curricular que se le está negando a las disciplinas artísticas en sus diversas manifestaciones: teatro, literatura o música, por poner algunos ejemplos.

Por otro lado está la casta de los profesores que mandan deberes. Una casta alimentada por algunos padres y docentes, supuestamente, para mejorar las competencias de nuestros hijos y alumnos. Si no mandas deberes no perteneces a esa casta de profesores exigentes que demanda nuestra sociedad hipercompetitiva. Fuera de la casta, algo desprestigiados, tildados como frikis o progres, están los profesores que prefieren exprimir el tiempo en el aula y que entienden que no son necesarias tareas repetitivas o simplemente memorísticas. Profesores que prefieren avanzar por otras áreas o materias fuera de la “casta curricular”.

También tenemos la casta de los que alumnos que buscan sólo aprobar. Una casta que el sistema ha perpetuado y acrecentado con el paso del tiempo. Un sistema educativo que sigue “haciendo casta” al priorizar el aprobado y los títulos sobre el placer de aprender. Aquello de “aprobar no es aprender” parece no haber calado lo suficiente entre unos docentes que no han sabido transformar el aprendizaje-enseñanza bulímico. Revolucionar la educación exige minimizar esta casta de los buscadores de aprobados.

Por último, se está conformando la casta de los docentes frikis y enredados que pululan por blogs y otras redes sociales, mayoritariamente en Twitter. Una casta en evolución permanente y que parece haber llegado para compartir y visibilizar su trabajo en el aula. Una casta que apuesta por una enseñanza a través de diferentes metodologías. Una casta a la que se accede por contagio del entusiasmo de sus miembros. Y tú, ¿de qué casta formas parte?

PD: El presente artículo ha sido "perpetrado" a cuatro manos con @oscarboluda, autor de eFePeando. La idea surge de una conversación tuitera sobre la situación de sumisión de una parte del currículum educativo. Nos animamos y nada... ¡habemus post! Para leer más posts de Oscar Boluda haz clic aquí (#recomiendo, #recomiendo).
 
@monparaiso@oscarboluda

jueves, 23 de octubre de 2014

Movilizando las aulas: algunas ideas

Hace algunas semanas asistí a una conferencia organizada por la Fundació Bofill sobre la incorporación de dispositivos móviles en el aprendizaje. La jornada se centró en la presentación de la propuesta del Mobile Learning de la UNESCO (ver presentación aquí) y la descripción de la situación del aprendizaje móvil en Cataluña (aquí). 

Realmente se trata de un tema apasionante. El aprendizaje móvil se está instalando en múltiples ámbitos de los centros educativos. No sólo permite el acceso a mil y un recursos didácticos sino que también potencia la comunicación entre personas e instituciones, permite la generación y difusión de contenidos propios o, incluso, facilita la gestión de las organizaciones educativas. En cualquier caso, parece evidente que el mlearning ha llegado para quedarse, por lo que resulta interesante analizar sus posibilidades y, sobretodo, los obstáculos y resistencias a los que deberá hacer frente para conseguir su plena consolidación y, en definitiva, la mejora de resultados a la que supuestamente debería ir asociado.

Los contenidos presentados por los participantes fueron, en líneas generales, muy interesantes pero, sobretodo, llamaron mi atención las reflexiones e inquietudes de los asistentes (presencial o virtualmente) al evento plasmadas mediante el hashtag #mlearningcat. Seguidamente reproduzco una pequeña serie de cuestiones referenciadas, aunque podéis ver un amplio resumen de la jornada clicando aquí.

Una primera cuestión de interés sería si el mlearning puede ser una herramienta interesante para favorecer el aprendizaje personalizado. Podría serlo, cierto. De hecho, la capacidad para favorecer la interacción y adaptarse a las múltiples realidades del alumnado mediante el uso de las tecnologías de la información y la comunicación parece ser una de las potencialidades más importantes del aprendizaje móvil. No es casualidad que este sea uno de los puntos fuertes destacados por la propuesta de la UNESCO. No obstante, es evidente que para ello será necesario hacer una adecuada inversión en formación y capacitación del profesorado para que éste pueda tutelar los procesos de aprendizaje individualizados y, como apuntaba algún asistente, generar conocimiento y, sobre todo, aprendizaje. 

Por otro lado, algunos participantes planteaban la duda de si el uso de dispositivos móviles en el aula permitirá la generación de nuevas dinámicas y metodologías de aprendizaje o si, por lo contrario, acabaremos haciendo lo mismo pero todo ello revestido con el traje molón que proporcionan las nuevas tecnologías. Así pues, muchos  destacamos la necesidad de no deslumbrarse con los soportes y poner especial atención en los contenidos y, sobretodo, en los procesos de trabajo para generar aprendizajes eficaces y significativos.

Otra cuestión interesante relacionada con esta nueva forma de aprendizaje es el tema de la identidad digital y la reputación on line. Ciertamente, no se trata de una cuestión menor. La competencia digital del alumnado debe hacer frente a este y otros aspectos en un contexto en el que, por desgracia, una parte importante del profesorado presenta notables déficits formativos. Cómo introducir al profesorado en esta nueva dinámica sin dejar de ser referentes debe ser otro de los retos del mlearning.

Por último, otro aspecto importantísimo es la cuestión del acceso a los dispositivos móviles por parte de los centros educativos y del alumnado. Algunos participantes apuntaban que su generalización puede ser una cuestión difícil para determinados centros con escasos recursos económicos.

En definitiva, un tema apasionante el que se nos viene encima con esto del aprendizaje móvil. No obstante, sin pretender ser  aguafiestas, me gustaría acabar con una reflexión de Jordi Martí (@xarxatic) al respecto del fenómeno mlearning. Y es que discutir sobre la aplicación de dispositivos móviles en el aula cuando la gran mayoría de normativas de centro prohiben su uso puede sonar un pelín ridículo. Pues eso, paso a paso...


    domingo, 19 de octubre de 2014

    El peso del currículum

    El currículum pesa. El académico, no el laboral. El segundo también pesa lo suyo, claro, más aún en los tiempos que corren, pero me refiero al primero, al educativo. Son muchas las veces que he oído a compañeros y amigos docentes quejarse por no poder cumplir con las exigencias curriculares. Incluso recuerdo que, como estudiante, muchos profesores nos despachaban algunos temas con cuatro fotocopias para leer en casa sólo con el objetivo de cubrir todo el temario definido por el currículum.

    Y es que la confusión es habitual. El currículum no es sólo el temario y, normalmente, el temario de una asignatura, se ponga uno como se ponga, no va a poder ser todo el que marca el currículum. Al menos hasta que no podamos insertar los contenidos en vena a nuestros alumnos.  Y tampoco es que haya necesidad, oiga. No obstante, con un punto de vista alternativo, quizás el currículum pueda ofrecernos otras vías de aproximación interesantes para ayudarnos a dinamizar el trabajo en el aula y a implicar al alumnado en el proceso general de enseñanza-aprendizaje.

    Hace algunos meses tuve la suerte de compartir una interesante jornada con varios formadores del campo de la educación permanente. Entre ellos,  recuerdo especialmente a dos miembros del equipo directivo de un centro de adultos de la Comunidad Valenciana. Excelentes profesionales con una vastísima experiencia en el campo de la formación y la educación. Hablando sobre el documento de marras, ambos exponían su sorpresa ante la obsesión casi compulsiva de parte del profesorado de su centro por cubrir cada punto del currículum. Ellos, por contra, abogaban por una aproximación mucho más flexible, adaptándolo a las necesidades y requerimientos del grupo en cuestión. La cosa sonaba bien.

    Últimamente he leído varios artículos al respecto que han confirmado esa visión del currículum como una herramienta flexible y útil para potenciar el aprendizaje en el aula. Así pues, el otro día descubría en Didàctium, el blog de Azahara Casas, una aproximación activa al currículo por parte del alumnado que llamó mucho mi atención. La idea es tan sencilla como repasar concienzudamente con el grupo el currículum de la materia en cuestión. Una vez analizado y debatido, es el propio alumnado quien elabora conjuntamente unas "preguntas-objetivo" que son las que determinarán el temario a tratar. Se acaba con la tiranía del libro de texto y, además, se crea una propuesta mucho más activa y sugerente basada en la investigación donde trabajar competencias y contenidos de una manera alternativa. Genial propuesta.

    Es una opción. Seguro que hay muchas otras. La sensación es que, quizá en demasiadas ocasiones, por inercia, improvisación, urgencia u otros motivos más o menos justificados, hemos dejado de lado el currículum depositando nuestra confianza en el libro de texto o en el material de turno como guía absoluta de nuestra práctica en el aula. De hecho, ¿cuánto hace que no le echamos un vistazo al documento que define nuestro trabajo? Con un poco de imaginación (y de cariño), una aproximación al currículum distinta puede y debe ofrecer, de hecho, resultados distintos y seguramente más atractivos para el alumnado. No obstante, tampoco se trata de hacer excesiva alabanza de un documento, el currículum, que seguro merece una revisión a fondo con vistas a su simplificación y aproximación a la práctica docente. Es cierto, el currículum pesa, pero quizá tampoco sea para tanto.

     Para leer más colaboraciones con INED21 haz clic aquí.

    martes, 14 de octubre de 2014

    Selfies educativos

    Que levante la mano quien nunca se haya hecho un selfie. No hay más preguntas. Incluso los que normalmente huímos de las fotos como de la peste, en un momento o en otro hemos sentido la tentación de hacernos esa foto cutre y exhibicionista en el baño sacando morritos y con el rollo de papel higiénico apareciendo por allí al fondo. Otra cosa es que luego le demos visibilidad y la colguemos en nuestro muro del Facebook. Por ahí algunos no pasamos, claro. Bromas aparte, me refiero a que vivimos una época de exhibicionismo permanente donde gran parte de la sociedad muestra unas enormes ganas de presentarse (de mil y una maneras distintas) ante la opinión pública. No lo critico, que conste, simplemente lo constato.

    Hace unos meses leí un genial artículo de Oscar Boluda (@oscarboluda) titulado Profesor: ¡hazte visible! por favor donde el autor hacía un alegato en favor de dar visibilidad al trabajo desarrollado por el cuerpo docente. Totalmente de acuerdo. Si bien es cierto que cada vez tenemos más foros y espacios para compartir nuestro trabajo con otros colegas, no lo es menos que legiones de profesores creativos y que desarrollan un trabajo muy interesante viven todavía "dentro del armario". A veces por timidez, otras por autoexigencia o simplemente por desconocer los canales para compartir y comunicar su trabajo, gran parte del profesorado no comparte sus propuestas y proyectos no ya en el mundo 2.0 sino, en ocasiones, tampoco con sus propios compañeros de centro.

    En la era del selfie no puede ser que muchos docentes vivan su profesión "encerrados", sin compartir ni comunicar su trabajo. Sería ideal que como docentes nos "marcáramos" nuestros propios selfies educativos para divulgar y presentar nuestro trabajo e inquietudes profesionales tanto en el mundo 1.0 como en el 2.0. ¿Cómo? Aquí van algunas posibles vías para crear y/o potenciar nuestro particular "selfie educativo":
    • "Claustrear": compartir con nuestro entorno 1.0 el resultado de nuestros proyectos, las claves de la última formación que hemos hecho o nuestras sensaciones en el aula debe ser, en mi opinión, práctica común en el claustro. A veces tenemos a nuestro lado a gente que está desarrollando trabajos maravillosos y no les prestamos ningún tipo de atención. Aprovechemos esa experiencia y conocimientos para crecer como profesionales y dejemos que otros se enriquezcan también de nuestro trabajo.
    • Bloguear: crear un blog donde publicar nuestras experiencias, intereses, inquietudes o propuestas. Puede estar dedicado a temas de reflexión, como diario de clase, como blog de aula... Las opciones son infinitas. Al final se trata de tener espacios de comunicación y de ofrecer visibilidad a nuestro trabajo, a nuestra profesión y, sobretodo, al esfuerzo y trabajo de nuestro alumnado.
    • Tuitear: Twitter es una fuente de información y comunicación fácil, sencilla, práctica y apasionante. Una ventana abierta a mil y un proyectos de todo tipo. La pregunta es: ¿se puede enseñar sin Twitter?
    • Curar: lo de la "curación de contenidos" suena raro, cierto, pero es una estrategia fundamental para filtrar contenidos y acumular información de interés. Existen muchas páginas y dispositivos que nos permiten difundir y almacenar información. La gran mayoría son fáciles de usar y pueden cumplir con esta función.
    En fin, son muchas las opciones para visibilizar el trabajo desarrollado. Sólo hace falta echarle un poco de morro, ganas y romper esa dinámica matadora del "yo me lo guiso, yo me lo como". Así que nada, barriga dentro, morritos fuera y ¡dispara!

    Quizá también te interese leer:
     

    martes, 7 de octubre de 2014

    Planificación estratégica en educación: retos y oportunidades

    Quizá nunca se ha hablado tanto de educación como hoy en día. La publicación de estudios, análisis, y trabajos de investigación sobre temas educativos es ingente e inabarcable. Cada vez existen más medios de comunicación y plataformas dirigidas a la difusión de contenidos educativos, espacios creados por comunidades de aprendizaje y de trabajo colaborativo, grupos de edición de materiales, secciones en periódicos y programas de televisión y radio, seminarios, cursos y formaciones múltiples... En fin, la lista podría ser inacabable. ¿Qué significa esto? Pues, básicamente, que la educación y el debate educativo están en el candelero, que tienen un público interesado por lo que ocurre en esos espacios cerrados por muros y vallas llamados escuelas.

    Ese interés de la opinión pública se traduce en exigencia, claro. De hecho, puede que nunca se haya sido tan exigente con la escuela como en la actualidad. Uno tiene la sensación que sobre la escuela recaen toda una serie de responsabilidades excesivas, pero eso ya es otro tema. La cuestión es que, por un motivo o por otro, la escuela está obligada, cada vez más, a rendir cuentas ante la comunidad, mostrarse transparente, ofrecer buenos resultados académicos y, en definitiva, atender múltiples nuevas necesidades y requerimientos.

    Es en este contexto de exigencia constante y creciente en el ámbito educativo donde la planificación estratégica se muestra como un recurso interesante dirigido a dotar de sentido y coherencia a la actividad y, sobretodo, a la evolución de los centros escolares. La planificación estratégica requiere, no obstante, de notables esfuerzos por parte de la comunidad educativa. Con mayores niveles de autonomía en la gestión, corresponsabilidad y compromiso de los centros y de la comunidad educativa, los resultados finales de programas enmarcados en planes estratégicos  pueden ofrecer importantes avances y mejoras.

    El plan estratégico no es otra cosa que un plan que sistematiza los objetivos a medio plazo de un centro educativo. Se trata de un documento que muestra las estrategias y caminos previstos para su cumplimiento y describe detalladamente los sistemas de evaluación correspondientes. Así pues, el plan estratégico representa una herramienta de gestión muy eficaz y útil para trabajar con perspectiva de futuro. En este sentido, es importante no dejarse llevar por la vorágine del día a día y reservar espacios y recursos para la reflexión sobre la evolución del centro. Para ello es vital, también, la recogida y procesamiento constante de información sobre la situación actual. Saber en qué punto estamos nos permite contextualizar el punto de partida a partir del cual fijar los objetivos y estrategias a medio plazo.

    En la elaboración del plan estratégico resulta fundamental una reflexión previa y un grado de acuerdo y consenso considerable entre los miembros de la comunidad educativa sobre los planteamientos institucionales del centro. Acordar qué valores rigen la escuela, cuál es su principal razón de ser y hacia dónde quiere caminar es un paso importantísimo hacia la creación de un plan eficaz, prágmatico y ejecutable. Una vez definido quiénes somos y hacia dónde vamos debemos establecer qué queremos hacer y cómo hacerlo. Es el momento de dibujar nuestro mapa estratégico, donde se establecen los objetivos principales de nuestro plan y las estrategias y recursos que destinaremos para conseguirlos. El plan estratégico se desarrolla a medio plazo (4-5 años) por lo que deberá desgranarse en programas anuales que permitan su aplicación progresiva.

    Parece obvia, también, la necesidad de establecer indicadores y mecanismos de evaluación del plan durante su implementación para, en caso que fuera necesario, proceder a su rectificación y revisión. Para mejorar y reconducir el plan necesitamos saber dónde estamos en cada momento y los resultados que están ofreciendo nuestras actuaciones. Será clave, pues, fijar indicadores en momentos clave de la aplicación del plan para poder afrontar la toma de decisiones con garantías de éxito.

    Por último, hay que destacar la importancia de la participación y la complicidad de la comunidad educativa, especialmente del profesorado y de los profesionales que protagonizan su aplicación. Puede parecer una obviedad pero si los encargados de su ejecución no conocen ni comparten los principios y estrategias presentes en el plan su aplicación, no cabe duda, está abocada al fracaso. Así pues, hay que analizar el clima de centro con especial atención y buscar los mecanismos necesarios para crear un grupo de trabajo fuerte y comprometido con el diseño y la aplicación del plan.

    Son muchas las escuelas que trabajan a partir de la planificación estratégica. No obstante, muchas otras se mueven en los terrenos resbaladizos de la inestabilidad, la improvisación y el sálvese quién pueda. Cabe señalar que el propio sistema no ofrece, en muchas ocasiones, las condiciones adecuadas para su generalización. Una formación insuficiente de los cuadros directivos y profesionales, la proliferación de plantillas menguantes e inestables y una excesiva burocratización administrativa son tres de los grandes enemigos de la planificación estratégica. La creación de un grupo promotor estable y cohesionado puede abrir brecha y permitir coger los primásticos para echar un vistazo al futuro. Porque, aunque a veces parezca lo contrario, hay vida más allá del marrón de turno.

    PD: Para más información sobre planificación estratégica podéis consultar la "Guia per elaborar i aplicar un pla estratègic" elaborada por el Departament d'Educació de la generalitat de Catalunya.

    Para leer más colaboraciones con INED21 haz clic aquí.