miércoles, 26 de abril de 2017

La educación de adultos en (otras) 4 palabras

El otro día, el compañero Josep Miquel Arroyo escribía el post La educación de adultos en 4 palabras. Él usaba estancamiento, invisibilidad, derecho fundamental y justicia para describir su percepción sobre el momento actual de la educación de personas adultas. Sin duda, te recomiendo su lectura. No obstante, aun coincidiendo totalmente con su percepción de la situación, me propuse buscarle una percepción alternativa al asunto. Así que aquí van las mías.

La primera, sin duda, es oportunidad. Ya lo hemos dicho por aquí en más de una ocasión. La educación de personas adultas representa una excelente oportunidad de retomar los estudios para miles de personas en todo el país. Ya sea para mejorar sus condiciones laborales, para mejorar la propia formación o, por qué no, para disfrutar simplemente pasando el rato, las escuelas de adultos son espacios generadores de nuevas (y casi infinitas) oportunidades. Date una vuelta, mira los programas formativos de muchas de ellas y me cuentas.

La segunda es ilusión, claro. Superados los miedos y angustias iniciales y haciendo malabares con la agenda personal, un gran número de personas reencuentran la ilusión por el estudio, la cultura y la educación en los centros de formación de personas adultas. Y es que, a veces, no es fácil compaginar el día a día (trabajo, familia y obligaciones varias) con planes de estudios exigentes como los que se implementan en los centros de adultos. Además, gran parte de nuestro alumnado viene de situaciones de fracaso escolar que no predisponen, precisamente, a crear una percepción favorable para la vuelta a los estudios. Eso sí, superados los primeros envites, la ilusión suele aflorar en la mayoría de los casos.

Y ligado a esta ilusión, el éxito. Solo con conseguir cambiar esta percepción sobre los estudios y la formación me parece que ya podríamos hablar de éxito. Si además añadimos todos los "éxitos académicos" logrados cada año, todos los títulos obtenidos y los aprendizajes realizados considero que, en general, éxito sería una palabra que podríamos usar para definir el trabajo realizado en los centros de adultos. Esto no significa, por supuesto, que no tengamos mucho trabajo por delante. No obstante, poner el foco en lo positivo (que es mucho) puede ser enormemente interesante para destacar el trabajo realizado en los centros de adultos.

Por último, elijo comunidad. Porque, independientemente de las características de cada centro, el trabajo en comunidad debe ser uno de los puntos fuertes de esta etapa educativa (quizá de todas). Y no solo me refiero a la comunidad educativa, que también, si no al conjunto del territorio: empresas, asociaciones, instituciones públicas y privadas, colectivos varios... Los centros de adultos deben de estar atentos a los recursos del entorno y tratar de sacar el máximo provecho de cualquier oportunidad de aprendizaje que se genere fuera del centro. Ligar el "mundo real" a la dinámica diaria de los centros puede ser uno de nuestros principales objetivos y, en este sentido, el trabajo en comunidad es, sin duda, una garantía de éxito.

En definitiva, que yo elijo oportunidad, ilusión, éxito y comunidad para describir mi particular visión de la actualidad de los centros de educación de personas adultas. Seguro que tú tienes las tuyas propias. ¿Las compartes conmigo?


jueves, 20 de abril de 2017

Abuelas, robots y educación

Hace unas semanas los compañeros del CEPA Sierra Norte organizaron las I Jornadas de programación y robótica en educación de adultos. Se trataba, a mi entender, de un evento académico-festivo desde donde, por un lado, difundir los trabajos realizados por el alumnado en este campo tecnológico mientras que, por otro, permitía poner de manifiesto el vigor de la educación permanente y, por supuesto, del propio CEPA como núcleo organizador de experiencias educativas innovadoras. El evento fue un auténtico éxito en términos de participación. Alumnado y profesorado del propio CEPA, pero también personas ajenas a la propia comunidad educativa e incluso docentes de centros de adultos de otras comunidades autónomas, siguieron con atención la jornada.

La verdad es que un servidor no anda muy interesado en robótica y programación, para qué nos vamos a engañar. Y no es solo a causa de un cierto analfabetismo científico, al cual se intenta poner remedio poco a poco, dicho sea de paso. Y es que son otros los campos que atraen mi atención e intereses. No obstante, ello no resulta obstáculo para apreciar el poder transformador y educativo que la robótica y la programación pueden tener en un centro educativo y, por supuesto, también en los centros de adultos.

Revisando los materiales de la jornada encontré varios vídeos en los cuales, alumnado de los grupos de neolectores y alfabetización, señores y señoras de edad avanzada, mostraban orgullosos sus “creaciones robóticas” en distintos ámbitos. Más allá de la calidad de los trabajos, intuyo que más que notables, y de la propia robótica como disciplina más o menos de moda, lo verdaderamente significativo, en mi opinión, era apreciar la ilusión del alumnado por su trabajo. Hombres y mujeres, en principio alejados de tal disciplina por una enorme brecha digital y generacional, volcados absolutamente en el aprendizaje y en la creación de sus propios robots superando etiquetas y prejuicios de todo tipo y condición.

Así pues, me parece que la jornada organizada por el CEPA Sierra Norte resulta una clara muestra del poder transformador y de la fuerza educativa de los centros de educación de personas adultas. En este caso se trató de robótica y programación, pero podría haber cualquier otra disciplina o materia de estudio. El caso es que, una vez más, se pone de manifiesto que una comunidad educativa que rema en la misma dirección es capaz de organizar eventos y experiencias de aprendizaje tan potentes como las presentadas por los compañeros del Sierra Norte. Y ello, por supuesto, también en los centros de adultos.

Me gusta pensar, pues, que si mi abuela hubiera sido alumna del CEPA Sierra Norte podría haber enseñado a su nieto un par de trucos con su propio Arduino. De hecho, estoy convencido que, a día de hoy, algunos nietos continúan alucinando por la Sierra madrileña con los trabajos realizados por sus mayores. ¡Muchas felicidades a toda la comunidad educativa y, por supuesto, muchas gracias por el ejemplo! ;)

lunes, 10 de abril de 2017

Out of the office

Pues como es habitual por estas fechas, paramos unos días para disfrutar de un merecido descanso en familia. ¡Nos vemos en unos días DE VUELTA!



viernes, 7 de abril de 2017

El deseo de aprender (y II)

Escribíamos hace unos días sobre el "deseo de aprender" destacando el valor en cuanto a aprendizaje de un sinfín de situaciones que, a priori, no resultaban demasiado deseables. No obstante, concluíamos que, a pesar de todo, optar por favorecer el deseo de aprender no parece una mala estrategia dentro del aula aunque, eso sí, sin cargarnos de la presión derivada de planteamientos tan categóricos como el "solo se aprende cuando se quiere".

Así pues, ¿cómo hacer para favorecer el deseo de aprender de nuestro alumnado? Aquí van algunas propuestas a las que un servidor trata de contribuir en nuestras clases:
  • Adaptar los tiempos y los contenidos a la realidad del alumnado que tienes delante. Considero que propuestas de trabajo realistas y adaptadas al grupo favorecen un clima mucho más propicio para el aprendizaje.
  • Dar poder de decisión al alumnado escuchando su opinión sobre asuntos importantes. No pasa nada porque los estudiantes tomen decisiones sobre aspectos importantes (calendario, modelo de evaluación, etc). No se trata, en ningún caso, de dejación de funciones, sino de crear espacios de trabajo pactados con el alumnado y, por lo tanto, más eficaces. No obstante, me consta que hay a mucha gente a la que esto le pone nerviosa. Y es que parece que todavía hay  muchas "Cosas que no se negocian"...
  • Tratar de generar sitaciones de aprendizaje ligadas a la realidad y a los intereses del alumnado. Cuando el trabajo en el aula (o fuera de ella) revierte en la realidad del centro y del alumnado todo cobra mucho más sentido y, sin duda, resulta mucho más motivador.
  • Ofrecer espacios reales para que el alumnado autoevalúe y coevalúe su trabajo. Se trata de ofrecer tiempo de calidad y, sobre todo, otorgar valor a la opinión de nuestro alumnado sobre su trabajo y el de sus compañeros. Para ello procuramos favorecer la participación activa en los procesos de evaluación y el ejercicio de la autocrítica (también docente) en los mismos.
  • Mostrar una actitud motivadora. Todos lo hemos vivido en nuestras carnes. Ver entrar por la puerta a un docente que derrocha energía, vitalidad y ganas puede contribuir a situarnos en un plano de trabajo mucho más proactivo que detectar que el profesor o la profesora que tenemos delante no tiene demasiado interés por lo que hace. No siempre funciona, por supuesto, pero una actitud motivadora y enérgica puede ser un gran gancho para atraer a ese alumnado más reacio al trabajo.
  • Ser transparente y cercano en nuestras decisiones. Mostrarnos empáticos y ser claros y transparentes en nuestras decisiones puede favorecer un clima de trabajo mucho más proactivo y cómodo en el aula.
  • Favorecer la "creación de cosas". Porque gran parte del aprendizaje se obtiene desde un plano práctico. Así pues, hagamos "cosas" que, a ser posible, nos permitan traspasar las fronteras del aula y situarnos fuera de eso que llaman nuestra zona de confort.
  • Ser variado. Porque no podemos hacer siempre lo mismo y de la misma manera. Intenta "no tener método" o si lo tienes, que este sea lo más variado posible. Intuyo que tu alumnado lo agradecerá.
  • Promover el juego. Y es que jugando se aprende. Tampoco hace falta que te líes con insignias y badgets de multinivel y tal. O sí, tú mismo. El caso es que podemos usar el juego no solo para desengrasar nuestra práctica docente, sino también para aprender un montón. 
  • Y, sobre todo, cultivar el sentido del humor, establecer unas buenas relaciones personales con el alumnado  y promover la cohesión del grupo. Y es que aprender en un espacio donde uno no se siente cómodo no parece la mejor opción posible.
En resumen, aquí van solo algunas idea para favorecer eso que se ha llamado el "deseo de aprender".  Sin volvernos locos pero tratando de incentivar planteamientos de aprendizaje alternativos más ricos y variados. Seguro que tu tienes tus propias estrategias, ¿te animas a compartirlas en comentarios?